Morihei Ueshiba nació el 14 de Diciembre de 1883 en Tanabe, prefectura de Wakayama.
Desde su más tierna infancia, Morihei Ueshiba, que era un niño muy nervioso y de frágil constitución, enfermaba con mucha facilidad, por lo que sus padres le animaban a realizar actividades físicas, como el sumo o la natación, con el fin de equilibrar esta tendencia.
En su juventud y durante su primera estancia en Tokyo comenzó su estudio riguroso de diversas artes marciales como el Jiu Jitsu o el kenjutsu al punto de hacerse un reputado especialista. Pero la mayor influencia en sus técnicas vino de la mano del gran maestro Sokaku Takeda, al que conoció durante un viaje en 1915, y al que invita a su ciudad ocupándose totalmente de él durante una larga temporada para que éste le enseñara las técnicas de la escuela Daito-Ryû.
El 2 de Enero de 1920 Yoroku Ueshiba, padre de Morihei Ueshiba, murió a la edad de 76 años. Su muerte fue un duro golpe para Morihei, quien, tras un periodo de inestabilidad emocional, decidió trasladarse a Ayabe en busca de una vida más espiritual bajo la dirección de Onisaburo Deguchi, jefe espiritual de la secta Omoto-kyo y que influenció fuertemente el carácter de O‘sensei.
Durante este período, Morihei gozó de la absoluta confianza de la secta y tomó parte en diversas prácticas espirituales de la misma. Animado también por Onisaburo Deguchi, convirtió parte de su casa en un dojo y abrió la Academia Ueshiba, donde enseñaba cursos introductorios a las artes marciales. Pero por desgracia, el primer año de estancia de Morihei en Ayabe se vio marcado por otras tragedias personales más: la pérdida de sus dos hijos varones, víctimas de una enfermedad.
En torno a esta época la práctica de Morihei de las artes marciales comenzó gradualmente a adquirir un carácter más espiritual, viéndose cada vez más absorbido por el estudio del kotodama, lo que le condujo poco a poco a romper con las formas de la Yagyu-ryu y de la Daito-ryu jujutsu, y a desarrollar su propio enfoque original, utilizando unificadamente los principios aplicados y la técnica para romper las barreras entre la mente, el espíritu y el cuerpo. Esta concepción fue llamada formalmente en 1922 “aiki-bujutsu”, pero se dio a conocer al público en general como Ueshiba-ryu aiki-bujutsu.
Para mediados de los años treinta, Morihei se había hecho famoso en el mundo de las artes marciales. Pero más que por su dominio de las diversas artes marciales tradicionales japonesas, llamó la atención del público por la naturaleza, que marcó una época, de su propia creación original.
Cuando le resultó perfectamente claro que su camino era un camino de unidad y armonía con el Universo, decidió modificar el nombre de su práctica y la llamó Aiki-budô, cambiando entonces el arte marcial (jutsu, o técnica) por el dô marcial. Entonces su Aiki-budô se conoció aún más y atrajo a muchos artistas marciales de la época, incluído a Jigoro Kano (fundador del Jûdo), quien quedó impresionado por el arte de Morihei diciendo incluso que ése era su budo ideal y enviando después a varios de sus alumnos más avanzados para que practicaran con el maestro Ueshiba.
De 1950 en adelante, Morihei comenzó de nuevo a viajar por Japón respondiendo a invitaciones para enseñar, dando conferencias y haciendo demostraciones para difundir la naturaleza de su arte.
El amor constante por las artes marciales tradicionales, el aspecto humano dentro de la convivencia en este mundo, el cuidado de no ser mal interpretado y un profundo deseo de revivir el aspecto espiritual nacido de lo tradicional, constituyen el objeto de su interés principal en la divulgación de su arte.
Cuando alcanzó los setenta años de edad, la magnífica técnica de Morihei surgía cada vez con más fluidez de la inmensidad de su espíritu, en contraste con la rudeza y la fuerza física características de sus primeros años, poniendo un mayor énfasis en la naturaleza amorosa del aikido. (El primer carácter de aikido, “ai”, que significa armonía, se lee de la misma manera que el carácter que significa amor. En sus últimos años, Morihei acentuaba la equivalencia de estos dos significados.)
En 1954 se trasladó la sede central del aikido a Tokyo, y el dojo de Tokyo adoptó el título oficial de Fundación Aikikai: El Hombu Dojo de Aikido.
Cuando el aikido se fue estableciendo en la conciencia popular, aumentó rápidamente el número de alumnos de todas partes del mundo. En el propio Japón se abrieron nuevos dojo a lo largo de todo el país, y el aikido se extendió a las universidades, a las oficinas gubernamentales y a las empresas. A medida que Morihei se iba haciendo mayor, tomaba un papel menos activo en la dirección del Aikikai, dejando a su hijo Kisshomaru al cargo de la instrucción en el Hombu Dojo. Sin embargo, continuaba haciendo demostraciones, y, en Enero de 1960, la NTV emitió “El Maestro del Aikido” programa que filmaba las técnicas del fundador.
El 15 de Enero de 1969, Morihei asistió en el Hombu Dojo a las celebraciones del Año Nuevo y, aunque parecía gozar de buena salud, su condición física se deterioró rápidamente y murió el 26 de Abril de 1969. El 1 de Mayo, el Emperador Hirohito le concedió una condecoración póstuma. Sus cenizas fueron enterradas en el templo de la familia Ueshiba en el cementerio de Tanabe. El 14 de Junio de 1970, Kisshonaru Ueshiba fue elegido para suceder a su padre como Aiki Doshu por decisión unánime del Aikikai.
Gracias al genio del Maestro Ueshiba, el Aikido se transformó en un arte marcial contemporáneo que en la actualidad se encuentra al alcance de todo el mundo y es adoptado por numerosas personas como la disciplina marcial más adecuada a nuestra época, siendo incluso declarado “Arte marcial de la Paz” por la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en el año 1991.